martes, 4 de septiembre de 2012

De vuelta

Tras un agosto en el que el blog ha cerrado por vacaciones, ya estamos de vuelta a nuestra rutina diaria.
Hemos pasado el mes en una casita de campo que tienen mi hermana y mi cuñado, huyendo de las aglomeraciones e intentando encontrar momentos de tranquilidad (ésto último bastante difícil de conseguir con cuatro niños en casa).
La verdad es que allí los peques se lo pasan muy bien, correteando por el terreno que hay alrededor de la casa y haciendo cosas que generalmente en la ciudad no pueden hacer.
Un pino piñonero nos ofrecía todos los días un puñado de piñones ("miñones" para Iris), que los niños devoraban como pequeñas ardillitas.

También han recogido fresas...,


... y frambuesas.


Iris, si se retrasaba la hora de la cena, ella solita se dirigía hacia las plantas de tomatitos cherry y aparecía con la boca llena de ellos.


Han tenido por mascotas dos patitos muy simpáticos.


Un vecino, muy amable, paseó a Paula y a mi sobrinita Claudia en su carro tirado por un caballo enano. Estaban encantadas, sobre todo Claudia que adora los animales.


También tuvimos la visita inesperada de una pequeña culebra. A mi hermana le dió un buen susto, pero decidimos cogerla para después dejarla libre lejos de nosotros.
Paula quiso que su estancia fuese lo más agradable posible y decoró su lugar de cautiverio con dibujos. Además le ofrecía suculentas hormiguitas que le introducía por los agujeros de respiración, pero al parecer ése no era su plato favorito.



Todo ésto sin contar todas las trastadas que se les ha ocurrido cuando nos despistábamos un poco. Como la batalla de cenizas de los más pequeños, Rodrigo e Iris.


Y la guerra que hicieron con las pinturas de fiesta que encontraron.


Todo un verano lleno de experiencias.

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