Mis favoritos son los cuentos clásicos, los que nos contaron cuando éramos pequeños. Pero hoy os voy a contar uno de cosecha propia. Se titula "El cactusito feo" , dícese que cactusito es el diminutivo de cactus, pero también puede ser que le haya pegado una patada al diccionario porque nunca había utilizado este palabro. Bueno, comienzo:
Érase una vez un pequeño cactus (ni me atrevo a reutilizar el diminutivo) que vivía feliz en un castillo junto a su familia.
Un buen día, la malvada reina del castillo decidió deshacerse de él porque se había estropeado y estaba un poco feo.
El hada buena del reino vecino lo recogió y lo volvió a meter en una maceta y, aunque el pequeño cactus estuvo descolocado durante un tiempo, pudo volver a sonreir.
En agradecimiento, todos los veranos regala unas bellas flores para adornar la terraza de su nuevo castillo.
Moraleja: Si damos segundas oportunidades, recibiremos lo mejor de los demás.
¡Madre mía! Todo ésto para deciros que no sabía que a los cactus le salen flores, y alucinamos en colores en casa cuando vimos en lo que se convirtieron los apéndices que le estaban creciendo. Nosotros pensabamos que era una mutación alienígena o algo parecido, y le íbamos haciendo fotos por si teníamos que llamar a "Cuarto Milenio". ¡Sorprendente!
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