Los que vivimos en la ciudad, entre coches, ruidos, luces y asfalto, agradecemos cualquier vestigio de la Madre Naturaleza, por pequeño que sea.
Cerca de casa tenemos un parque, al que solemos ir con las niñas, que es un pequeño pulmón de bosque mediterráneo. Paseando, se van descubriendo pequeños estanques con nenúfares y otras plantas acuáticas donde jugamos con las niñas a"¿A ver quién encuentra la rana?".
Llamadme rara, pero estoy encantada con estas ranitas:
Grito de ilusión cada vez que localizo una, zarandeo a las niñas señalando con mi dedo índice, se me ponen ojos de dibujo manga y les digo "-¡la veis! ¡está ahí! ¡ahí! ¡¡fíjaos en mi dedo y trazáis un línea recta!!¿?
Paula me mira como si estuviera loca. Iris me mira con cara de susto. Y es que, en mi niñez, la única rana que vi fue a Gustavo "el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo".
penoso
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