Una tarde me comentó que en una de sus series favoritas de dibujos animados fabricaban una cosa que cazaba los sueños malos. Yo no sabía muy bien qué me estaba diciendo.
Durante varios días me insistió que teníamos que fabricar lo que se comía las pesadillas. Incluso en el parque cogió una pluma de paloma y se la guardó para que hiciésemos el amuleto.
Como no estaba segura de qué cosa necesitaba Paula para dejar de tener pesadillas, decidí buscar información y encontré ésto:
Pensé que si hacíamos algo parecido juntas, Paula se sentiría más segura y dejaría de levantarse todas las noches.
Encontramos una pulsera rígida de plástico entre sus cosas, la envolvimos con una cinta de color rosa que eligió ella, yo intenté hacer una especie de tela de araña con hilo negro y un botón blanco, y finalmente, con unos abalorios y la pluma que encontró en el parque (que la tenía celosamente guardada), conseguimos realizar un atrapasueños casero bastante aparente.
Los atrapasueños son originarios de los indios nativo-americanos. Según la creencia popular, su función consiste en filtrar los sueños de las personas, dejando pasar sólo los sueños buenos; los sueños que no recuerdas son los que bajan lentamente por las plumas. Las pesadillas se quedan atrapadas en la tela de araña y a la mañana siguiente se queman con la luz del dia para que no se cumplan.
A Paula le gustó muchísimo. Lo colgamos con un alfiler encima de su cabecero y la peque estuvo un par de noches durmiendo toda la noche en su cama, hasta que la curiosidad de Iris hizo que lo destrozara con sus manitas.
Ante el éxito del amuleto, en cuanto encontremos una pluma haremos otro atrapasueños, y es que, tal vez, los ancestros de los indios americanos tenían conocimientos que nosotros todavía no comprendamos.
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